Entrevista con Aristóteles...

Aristóteles (384 a.C.)

Aristóteles, filósofo, lógico y científico de la antigua Grecia (384 a.C.), quien ha ejercido gran influencia en el pensamiento del hombre aún en  nuestros días; es reconocido como el padre de la lógica y la biología.  En esta oportunidad, mediante el ejercicio imaginario de una entrevista de personalidades, indagaré acerca de la opinión de este importante personaje histórico respecto a las virtudes del hombre.
Iniciemos entonces esta entrevista, Aristóteles, ¿En qué momentos se pone de manifiesto la virtud de una persona?
Aristóteles: En las adversidades sale a la luz la virtud.  La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto.
¿Es decir, la virtud es también, si se quiere, un aspecto de astucia o inteligencia?, entonces ¿Qué es la inteligencia?
Aristóteles: Sí! De hecho, La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.
Para aplicar o poner en práctica los conocimientos adquiridos por el ser humano, es evidente que debe estar en contacto con otros seres humanos, es decir, en comunidad.
Aristóteles: en efecto, así es, por que quien es capaz de vivir en sociedad y no tiene necesidad de ella, porque se basta a sí mismo, tiene que ser un animal o un dios.
Eso confirma, precisamente que el ser humano requiere estar en sociedad, pero para estar en sociedad ¿Será necesaria la existencia de algún tipo de sistema que facilite la convivencia?
Aristóteles: No es la forma de gobierno lo que constituye la felicidad de una nación, sino las virtudes de los jefes y de los magistrados. Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.
Volvemos entonces a hablar de las virtudes del hombre, pero realmente ¿A qué le llamamos virtud?
Aristóteles: Llamamos virtud humana no a la del cuerpo, sino a la del alma… Pero también debe creerse que en el alma hay una parte fuera de la razón y contraria y que se le opone… Y la parte irracional es doble: la vegetativa, que no participa de la razón de ninguna manera, y la concupiscente y apetitiva en general, que participa de ella en algún modo, en cuanto LA ESCUCHA Y OBEDECE… Y si también a esta debe llamársele racional, entonces será doble lo racional: el uno por excelencia y en sí mismo, y el otro como el hijo que escucha al padre. Por lo tanto, según tal diferencia se distingue también la virtud: en efecto, llamamos a las unas dianoéticas (intelectuales), y a las otras éticas (morales). Dianoéticas: la sabiduría, la inteligencia, la prudencia. Éticas: la liberalidad, la templanza, etc.
Pero, es el ejercicio de la inteligencia (razón) no en la esfera de lo complejo y variable, sino en la esfera de lo inteligible en sí, donde el hombre alcanza la virtud que le es más propia: la virtud dianoética o intelectual.
Y tomando como punto de partida estas virtudes, y lo conversado anteriormente, ¿Cómo se debería ejercer un Gobierno?
Aristóteles: Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.
Claro, si conocemos cómo obedecer podremos ejercer el mando, eso ¿Haría un buen gobierno?
Aristóteles: No es la forma de gobierno lo que constituye la felicidad de una nación, sino las virtudes de los jefes y de los magistrados. Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.
Entonces, ¿Qué características debería reunir ese hombre bueno?
Aristóteles: El hombre más poderoso es aquel que es totalmente dueño de sí mismo. Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
Muy bien señor Aristóteles, ya para concluir esta agradable conversación, podríamos decir que es en la convivencia humana donde se logra alcanzar al máximo las virtudes del hombre ya que deja aflorar todo su ser, de allí, precisamente aquello del carácter gregario del hombre.
Aristóteles: Correcto, es así, de hecho insistiré que la finalidad propiamente humana –que es la vida contemplativa- no se alcanza al margen de la convivencia humana, en la soledad de las montañas o de la selva. Esta finalidad se alcanza justamente en la vida ciudadana, entre los hombres. Por ello repito una y otra vez que la política es la ciencia más elevada de todas, pues subordina todos los fines al fin común.
Excelente señor Aristóteles, mil gracias por tu tiempo, me gustaría que para despedir esta entrevista, nos regalases una de tus célebres frases…
Aristóteles: Bien, como hemos hablado de virtudes humanas, y es fundamental para alcanzar las virtudes saber nuestras debilidades, comparto con ustedes esta frase: “Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”.
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